viernes, 27 de agosto de 2010

Tu mano con su reloj parado y la mía con su bisutería dorada son la más viva imagen de la masculinidad y la feminidad, entrelazadas en uno de esos amores decadentes. Tus arañazos de labrar el campo, mis uñas color borgoña. Mi anacrónico Heathcliff, tu Cathy desquiciada.

martes, 24 de agosto de 2010

[Sobresaliente]

Debido a una serie de contingencias que tuvieron lugar desde mi nacimiento y que tienen bastante que ver con una estricta educación en la obediencia más sumisa y un respeto desaforado hacia la autoridad, necesito una cosa por encima del resto para mi felicidad: recibir la aprobación del cosmos. Sea quien sea - padres, profesores, hombres, tenderos, máquinas de tabaco, televisión. Necesito con una urgencia apremiante que me miren, me sonrían, me digan que todo está bien hecho, me pongan una estrellita en el pecho, un gigantesco P A S S E D con letras rojas en la frente. Soy adicta a la aprobación de los demás, necesito que me evalúen constantemente, ¡ponedme nota!, porque de otra manera, no sé cómo soy. Nunca aprendí a autorregularme, autovalorarme ni autoconducirme. Soy, en lo que al ámbito de la autoeficacia concierne, un auténtico fracaso. Un fracaso dependiente.

Qué triste, ¿eh? Nadie me dijo que aprendiese a mirar con mis propios ojos.

domingo, 22 de agosto de 2010

Como hermosos cuerpos que murieron jóvenes
y fueron sepultados, con lágrimas, en rico mausoleo,
coronados de rosas y con jazmines en los pies,
así son los deseos que pasaron sin realización;
sin que ninguno sobreviviera una noche
de sensual deleite o una mañana de plenilunio.

Constantine Cavafy


jueves, 19 de agosto de 2010

[Todo cambia]

Las palomas ya no comen maíz. Ahora prefieren su ración de patatas fritas salida directamente de la grasienta cocina del McDonald's más cercano. Ya no corren cuando nos acercamos a ellas, se han impregnado de la soberbia humana y hasta diría que nos miran mal cuando pasamos a su lado sin lograr apartarlas de su camino. Se han civilizado. Se pierden las jerarquías. Las palomas son capitalistas. ¿Quién soy yo para rebelarme contra la naturaleza?



Reabro oficialmente el blog con esta gilipollez porque me da la gana.