domingo, 21 de febrero de 2010

[La resignación es un suicidio cotidiano, Balzac]

Anoche me deshice en lágrimas como una niña. Me gusta desintegrarme de vez en cuando, moquear y patalear, estallar contra la realidad para que cada una de mis partículas entre en contacto con lo que odia, y derramarme de nuevo sobre la cama, un poco más desencantada. Ojalá tuviera el espíritu religioso de la resignación. Todo sería mucho menos problemático.